La muerte en Mongolia

Mongolia es un país inmenso donde viven más caballos que personas, hay una media de 13 caballos por habitante.
Todos son bajitos y gorditos.
El paisaje está formado de extensiones de infinito.


La religión principal es el budismo, en algunas ciudades y en el medio de la nada se puede encontrar algún monasterio budista.


Durante toda el viaje además de los monasterios a veces se podían ver unos puntitos blancos que no sabía muy bien que eran, caballos, rebaños de ovejas, pueblos, no se distinguían bien desde el coche.


Cuando le pregunté al conductor que qué era lo que veíamos a lo lejos descubrí que era una extensión inmensa de tumbas.

A pesar de que la mayor parte de la población en Mongolia vive en pequeñas familias en el medio del campo y se mueven por todo el país solo con su familia, cuando mueren todos son enterrados juntos. Los cementerios eran kilométricos.



Delante del camposanto había un muro que no se cerraba por ningún lado solo marcaba la línea entre la vida y la muerte y una pequeña puerta que atravesamos.

Las tumbas estaban llenas de símbolos, el fuego, el sol, la luna. El conductor comentaba que era algo relacionado con las etnias.






Para ellos la muerte es un espejo en el que se refleja todo el sentido de la vida, la vida y la muerte son un todo.

Y en ese todo me adentré.



Continuará... o no.